domingo, 5 de diciembre de 2010

Archivo III: Testimonio del Inicio del Brote




El Reverendo Gabriel Tarrullo jamas había recibido tanta gente en su iglesia a una hora como esa… de hecho no recordaba haber recibido nunca a alguien a esa hora…

Pero teniendo en cuenta los sucesos de los últimos días la mayoría de la gente se refugiaba en la religión buscando una salvación que habían escabullido en sus vidas de excesos… así que había tenido que hacer misas extras contando con tres monaguillos fieles que habían llegado con sus familias a refugiarse en el templo…

“El señor nos ha puesto a prueba… Hemos llegado a un momento en que la ciencia no tiene explicación… El día en que los muertos han resucitado y se ha iniciado el apocalipsis”

Había repetido ese mismo sermón durante todo el dia en las ya catorce misas que había oficializado… estaba cansadisimo… Pero resultaba que el otro sacerdote que oficiaba en aquella iglesia no había respondido a sus llamadas…

Llego el momento en que tuvo que dar la bendición final y retirarse a la sacristía para la próxima misa… que seria en un cuarto de hora más… el resto de la gente permaneció en sus asientos para no tener que abandonar aquel recinto que ellos consideraban benditamente seguro…

“Padre… hay gente que pregunta por el Padre Gumersindo… ¿Qué les digo?”- lo interrogo uno de sus acólitos mientras lo ayudaba a quitarse la sotana…

“Explicales la verdad… fue llamado a realizar un sacramento donde un enfermo y aun no llega… Perdonenme pero iré a dormir unos minutos… Me siento exhausto”

Se encamino hasta la pieza de estar donde había un par de sillones y se recosto en uno de ellos… Era aun un joven cura, tenia veintinueve años y llevaba cinco de ellos sirviendo al señor como sacerdote católico, pero en general el era el sacerdote de pastoral, lideraba las cruzadas y grupos juveniles, se llevaba excelente con los diáconos, pero el resto de las acciones y grandes festividades religiosas las precedía el padre Gumersindo, el anciano párroco, un bondadoso abuelito que se habia negado a colgar la sotana e irse a vivir a un asilo para curitas chochos, como el lo describía… Decía que su mente no iba a envejecer mientras pudiera dar sus energías al desarrollo de las sagradas causas del señor… Pero ahora los muertos se estaban levantando según decía la gente… ya que el no los había visto… Los medios no eran claros, el presidente había invocado un Estado de Excepción denominado “Estado de Cataclismo”, apenas supieron que algo ocurría la gente empezó a abarrotar iglesias, mezquitas, capillas y todo aquel lugar donde pudieran obtener una rápida salvación en el caso que les llegara su hora… Los más preferían quedarse en casa y no dejar entrar a nadie ni siquiera a sus patios… por otra parte algunos buscaban protección en lugares militarizados o llenaban los aeropuertos con el objetivo de conseguir un pasaje a algún lugar que no estuviera en peligro… bueno eso había sido al principio… ahora las fronteras estaban cerradas y los militares abarrotaban las calles… Y obviamente antes también que los militares fueran invocados… no faltaron aquellos que salieron a saquear las tiendas de electrodomésticos para llevarse todo lo que pudieran encontrar… Aun así la situación no parecía muy grave… Pero la gente y las medidas tomadas por el gobierno habían sido demasiado “alaracas”…

Estaba cayendo cada vez más en su ensoñación cuando golpearon la puerta…

“Esta bien… ya se que debo hacer la próxima misa… ya voy”- gruño Gabriel sin abrir los ojos…
No hubo respuesta… al cabo de unos segundos golpearon aun más fuerte la puerta…

“Santo Dios… ¡Pasa y dime que es tan urgente!”

Como era de esperar la puerta se abrió, pero en vez de uno de los temerosos monaguillos que el esperaba ver aparecer, por el umbral desfilaron casi una docena de soldados armados hasta la exageración encabezados por un hombre de mediana edad vestido con una campera militar, gorra con visera igualmente militar y esgrimiendo un fusil de asalto en sus manos enguantadas… entre todos rodearon al confuso sacerdote que no emprendía tal despliegue armado en torno a su persona…

“¿Qué… Que… Que mier?… Perdón… ¿Qué es lo que ocurre?”

El hombre de gorra hecho una mirada alrededor… bajo el arma, con lo que sus subordinados lo imitaron algo incómodos al estar armados en un “lugar santo”…

“Soy el Capitán Labrada… ¿Usted es el encargado de esta iglesia?”

“Emmmm… En este momento yo estoy a cargo el párroco salio a hacer una Unción y aun no ha regresado”

“Perfecto…”- el Capitán resoplo… “Entonces usted puede tomar desiciones… Necesitamos ocupar este lugar como centro de refugio y rescate”

El interpelado se irguio del sillón en el que estaba acostado minutos antes: “¿Qué?”

“Simplemente necesitamos las llaves de toda entrada y pieza en este lugar… Supongo que cuenta con agua potable, ¿no es cierto?”

“Claro… Pero yo…”

“Entonces esta todo en orden… ¡Gomez!”- ladro el hombre dirigiéndose a uno de sus hombres… “Traiga al Teniente Alarcon y digale que barriqueen el perímetro y traigan a la gente a este lugar… ¡No quiero que se mueva una maldita hoja sin que yo lo sepa!”

“Si Señor”- respondió el militar haciendo un saludo y abandonando la habitación…

“Espere un minuto Oficial… ¿Qué pasara con la gente que espera otra misa?”- balbuceo confundido el religioso… “Estas personas están aterrorizadas y necesitan un poco de recogimiento espiritual”

El Capitan escupio mirandolo con incredulidad… “Este se cree el Padre Hurtado”

“Tenemos un mapa de este recinto y un equipo de copiado de llaves… cuando todo termine le devolveremos las copias que hayamos sacado a usted mismo… Por otra parte necesitamos los micrófonos y todo el sistema de audio del recinto… Y no creo que necesitemos esas pendejadas espirituales en este momento Padre… La gente se queda, pero sus misas se cancelan hasta que de arriba me llegue la orden de que toda esta mierda esta controlada”

“Por cierto… mi nombre es Gabriel… Padre Gabriel Tarrullo”- le explico este mientras le entregaba el manojo de llaves de la Parroquia…
“Más rato haremos vida social… Ahora hay mucho que hacer… ¡Paredes!... Ve y prepara el podio… que corran todas las figuras religiosas y el altar…y… que lo hagan con cuidado”-añadió al notar la expresión del sacerdote…

“¿Tan mal esta la situación?”

El Capitán se detuvo en la puerta… le hecho una mirada atónita, y luego volvió a su expresión ruda de guerrillero innato…

“Hechele una mirada a la televisión Padre… Me imagino que con tanta misa no ha tenido tiempo”

Y tras esto salio cerrando la puerta tras de si… Gabriel se dejo caer de nuevo en el sillón estupidizado…

“Los muertos se levantan… Pero los militares los acuestan con un par de disparos”- le había oído sentenciar a uno de los feligreses… “Son pocos pero tenaces… ¡te atacan y tratan de comerte!”

No podía ser que la situación se hubiera descontrolado tanto… ¿Era acaso ese el destino que Dios le había querido dar a su creación?... El lo tomaba todo como una simple muestra y avance de lo que seria el apocalipsis… Una muestra misericordiosa con el fin de que la gente se arrepintiera de sus pecados y enfilara por el buen camino nuevamente… Entonces se levanto casi de un salto como si lo hubiera tocado un choque eléctrico…

“Una television, una radio… Algo”

Había un par de televisores en el segundo piso al otro lado de las salas de catequesis… aquel espacio era un comedor destinado a niños e indigentes que cada dos días iban a servirse un plato de caldo… O también para alguna que otra junta de las Catequesis de primera comunión… Abrió la puerta y salio trotando… tropezó con uno de los acólitos que lo ayudaba en las misas… este lo miro asustado y le grito algo… no le hizo caso y corrió hacia la puerta de la sacristía… al salir se encontró rodeado de personas que discutían con los soldados o les preguntaban cosas… uno que otro se le trato de acercar para pedirle una bendición o algo por el estilo… Pero el fue más rápido y consiguió llegar hasta la puerta que daba a la sala vestidor… entro en ella… nado entre sotanas y se enredo en cíngulos ajenos hasta que llego a la puerta que daba al patio interior… Y al salir se encontró confuso con que los militares ya habían tomado ese patio mientras revisaban la iglesia… paso entre ellos sin que estos se fijaran en el… Era obvio ver un sacerdote en una iglesia… ¿Para que lo iban a detener?... pensó Gabriel a todo trapo… al final tras rodear las salas de catecismo se detuvo cansado frente a las escaleras… agarrándose fuertemente de la baranda empezó a subir escalón por escalón…

Recién al entrar en el Comedor noto que este estaba iluminado y ocupado por una tropilla de soldados juntando mesas y enchufando cosas…

“Al parecer aquel oficial ya se había tomado casi toda la parroquia cuando me fue a ver”

Se encamino al extremo opuesto de la habitación hasta uno de los televisores… Un soldado jovencito estaba enchufando un ordenador portátil al mismo enchufe donde estaba enchufado el televisor…

“Perdoneme joven… ¿Podría dejarme hecharle un vistazo a las noticias un segundo antes de que lo desenchufe?”

El soldado se volvió y lo contemplo… le sonrió y se acerco al aparato y lo prendió…

“Claro Padre… Usted bautizo a mi hermana… ¿No recuerda?”- explico el chiquillo mientras se quitaba el casco…

“¿Morales?... ¿Gonzalo Morales cierto?”

“Exacto padre… Veo que se acuerda de mi… Yo también hice mi confirmación en su primer año aquí como sacerdote”- agrego el chiquillo estrechándole la mano… “¡Que mal momento para volverlo a ver!”

“¿Qué ocurre allá afuera Hijo?... Creía que la situación estaba controlada… De hecho la reacción del presidente no me sorprendió… Siempre ha sido un alaraco”

“Vealo por usted mismo Padre”- murmuro el chiquillo indicándole el televisor…


En la pantalla un presentador explicaba con voz queda:

“Volvemos a repetir los lugares que recientemente en esta región se consideran centros de evacuacion, o centros seguros… Liceo Fernando Lazcano, Liceo Luis Cruz Martinez, Supermercado Santa Isabel, La Polar, esos en Curico… Liceo Diego Portales, Universidad de Talca, Colegio Integrado Pio X, Parroquia San Luis, esos en Talca… Instituto Comercial, Politéctino Irineo Badilla, esos en Linares… Colegio Bosques de Gaia, Colegio Constitución, Diario La Tribuna del Maule, aquellos en Constitución…

Por otra parte repetimos el aviso de las autoridades… Este mensaje esta abalado por el gobierno y es el que se debe seguir hasta nuevo aviso…

Avisen de comportamientos extraños, Fortifiquen su hogar, Traten de establecer ayuda a sus vecinos para fortificar y organizar su vecindario… Establezca contacto con familiares que no puedan cuidarse por si mismo… Evite todo tipo de contacto con los infectados, Respete el toque de queda… Esperen a recibir instrucciones oficiales”

"¿Infectados?"- penso... "¿A que se referia con Infectados?"

El Sacerdote se volvió al joven militar que estaba tecleando en el portátil…

“¿Por qué no mencionaron esta parroquia?”

“Porque aun no es considerada zona segura Padre… Cuando se le considere un local seguro y este listo sera informado de eso a los noticiarios”

“Deme su arma… Alguna cualquiera”

“¿Qué?”

“¡Que me des un arma!”

Gabriel estaba frenético… su cansado cerebro se había tardado en evaluar la situación… pero en aquel momento notaba cual era la gravedad del asunto… Sabia que en aquel lugar la gente estaría segura… Pero había alguien en especial que no lo estaba… Y entre la baraja de personas que conocía solo una adquirió forma en su mente…

“Mi Madre esta sola en su Casa… No la voy a dejar abandonada mientra el mundo se va a la mierda… Dame un arma y con ella y Dios de mi parte la traeré aquí”

El joven titubeo un segundo… tras eso se quito el cinturón y se lo ofreció al religioso… en la cartuchera de aquel cinturón descansaba una brillante Glock 18 cargada y cuatro cargadores listos… Tras enseñarle a usarla el joven lo acompaño a la puerta…

“¿Cómo piensa salir Padre?... El Capitán no dejara salir a nadie de aquí… Creame”

Pero el reverendo simplemente lo bendijo… Y mucho más calmado le respondió:

“Conozco muy bien este templo… me sera fácil salir… espero poder entrar de igual manera sin problemas”

Tras guardarse el arma dentro de la chaqueta, ambos se despidieron… Para Gonzalo era casi un hecho que no lo volvería a ver, pero sabia que no habría manera de detenerlo, el habría hecho lo mismo si su madre estuviera en la misma situación, aunque sabia que ella en aquel momento estaba jugando cartas con otras señoras en esa misma iglesia…

“Espero que el arma le sirva Padre”

“Creeme… Espero por Dios no tener que ocuparla”

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